Diamantina está a 290 km al norte de Belo Horizonte. Es repleta de bellísimos caserones del siglo XVIII y ofrece muchas trillas, cascadas y caminadas. El pequeño poblado surgido a las márgenes del río Tijuco, en 1691, se tornaría próspero ya en el comienzo del siglo XVIII, cuando empezó la carrera por el diamante – piedra que se lo dio el nombre. Por la abundancia de la riqueza natural, Diamantina se tornó palco de importantes momentos del período colonial, recibiendo la visita de imperadores y desfrutando de las leyes propias para la exploración del diamante. Las marcas de la importancia histórica de Diamantina permanecen en los caserones, en las iglesias, en la arquitectura y los monumentos. Para preservar tanta riqueza, en 2002, la ciudad fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por UNESCO.